¿Puede un asesor jurídico ser también contable?

La respuesta es sí. En una empresa real existe una persona a la que igual se le puede pedir que marque las pautas para cumplir con la ISO 9000, como una factura de un determinado proveedor. Existir existe, ahora bien, ¿funciona? La respuesta vuelve a ser sí.

Es un caso muy particular, y a priori podríamos decir que es complicado que funcione. Pero funciona como un reloj. ¿Estaríamos hablando de un asesor jurídico que actúa como contable o de un contable que actúa como asesor jurídico al mismo tiempo? Más bien la primera, aunque en este caso importa poco.

Una de las claves para que este sistema funcione es la confianza. Es complicado pensar en un trabajador que maneje más información de la empresa que este, así que se antoja esencial que la confianza que se puede depositar en él sea plena. En este caso en particular lo es, el vínculo entre trabajador y empresario roza la amistad.

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Asesor jurídico-contable o contable-asesor jurídico: no es lo mismo

Dicho esto, hay que tener en cuenta varios aspectos: Para empezar, el susodicho tiene estudios de asesor judicial, además de asesor económico. Es imprescindible una formación previa y completa para poseer toda la información necesaria (leyes, estatutos y autonomías) para ejercer esta profesión. Para ser contable no tanto.

No hay que malinterpretar estas palabras, la formación es un elemento importantísimo en cualquier caso, pero en este en particular hablamos de un contable infalible, con una capacidad de organización y una mente para los números indiscutibles. No en vano aprendió durante años de un veterano, y la experiencia a veces puede ser tan buena formación como otra cualquiera.

El contable-asesor lleva un gran peso sobre su espalda, necesita varios ayudantes bajo su mando y su trabajo no cesa nunca. Organiza facturas, informatiza el sistema, cobra deudas, vigila los números de la empresa, los sueldos, etc. Pero además, debe hacerse cargo de todas las cuestiones legales como asesor (las ISO, inspecciones, APPCC y sus puntos de control crítico…).

Y no hablamos de una empresa de producción simple, ni mucho menos, hablamos de productos complejos y de extremas necesidades de seguridad (inflamables, explosivos, venenosos…). Así que sí, es posible y además factible, además de un caso excepcional. Pero por lo que se ha podido ver, todo marcha perfectamente, posiblemente más que si los roles se separaran en dos trabajadores diferentes.